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Claves semanales del 15 al 19 de septiembre de 2025

BBVA AM España

15 de septiembre de 2025

La última semana continuó viéndose afectada por la fricción entre la política y los bancos centrales. En Estados Unidos, Europa, Reino Unido y Japón, las decisiones de los actores políticos condicionaron el margen de maniobra de los bancos centrales y, con ello, el pulso de los mercados. No fue una semana de grandes giros de política, pero sí de señales que, sumadas, dibujan un tablero más dependiente de la coyuntura política de lo que muchos inversores desearían.

Monitor de mercado

En Estados Unidos, el debate sobre la independencia de la Reserva Federal salió del plano teórico y se convirtió en suceso jurídico y parlamentario. Por un lado, un tribunal de distrito en Washington concedió una medida cautelar preliminar que impide el cese de la gobernadora Lisa Cook, tras considerar insuficiente la causa esgrimida para su destitución y cuestionar la forma en que se intentó consumar el despido. El Departamento de Justicia apeló de inmediato y pidió acelerar la revisión, de modo que no sabemos todavía si Cook se sentará a la mesa en la reunión de la Fed del próximo miércoles. Por otro, el Senado aceleró el proceso para confirmar a Stephen Miran como sustituto de Adriana Kugler; su incorporación podría llegar a tiempo para votar esta semana. Más allá del nombre, lo que inquieta a los mercados es la voluntad declarada de mantener vínculos estrechos con la Casa Blanca, una línea borrosa que alimenta la percepción de injerencia política en la toma de decisiones del banco central.

Al margen de este ruido institucional, los datos inclinaron la balanza decisivamente hacia un recorte de tipos en Estados Unidos. Los precios de agosto no depararon grandes sorpresas y, en general, alejaron los temores de que los aranceles estén disparando la inflación. En el frente laboral, las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo repuntaron en 27.000, en buena medida por un aumento idiosincrático en Texas, mientras que la Oficina de Estadísticas Laborales adelantó unas revisiones que recortan sensiblemente el crecimiento del empleo entre abril de 2024 y marzo de 2025. El cuadro que emerge es el de una desinflación que avanza a trompicones y de un mercado laboral que se enfría progresivamente.

Con ese telón de fondo, los mercados cerraron la semana asignando algo más de un cuarto de punto de bajadas para la reunión de septiembre, dejando un pequeño “riesgo de cola” de un recorte de 50 puntos básicos. El escenario central sigue siendo un recorte de 25 puntos hasta un rango del 4,25%-4,50%, con la proyección de un total de tres recortes de 25 puntos básicos entre septiembre y diciembre y un ritmo mucho más comedido en 2026. Mucho más que la bajada de tipos, que ya se da por segura, la clave será el tono que adopte el presidente Powell.

En la eurozona, el Banco Central Europeo optó por mantener tipos, y el foco se desplazó a Francia. La inestabilidad política y la erosión de la credibilidad fiscal volvieron al primer plano: a la caída del gobierno de François Bayrou le siguió el nombramiento de Sébastien Lecornu como primer ministro, una apuesta de continuidad que deberá articular un presupuesto menos contractivo para sumar apoyos en la Asamblea Nacional. La tensión se reflejó en el mercado: por momentos, el diferencial de los bonos franceses frente a los alemanes llegó a superar al de Italia, un símbolo de cómo ha cambiado la percepción de riesgo. El golpe final lo dio la agencia Fitch al degradar la calificación soberana de Francia a A+, un movimiento que endurece el examen al que quedará sometido el nuevo presupuesto. En su rueda de prensa, Christine Lagarde evitó pronunciarse sobre asuntos nacionales, pero recordó que el BCE cuenta con herramientas para atajar tensiones de mercado si fuese necesario.

El Reino Unido vivió una semana de transición antes de la reunión del Banco de Inglaterra. Más que el tipo oficial, que es probable que se mantenga sin cambios, la discusión se centra en el ritmo de la reducción del balance de la institución. Todo ello, además, se entrelaza con el Presupuesto de Otoño: una consolidación apoyada en subidas de impuestos con efecto inflacionista complicaría la tarea de aflojar la política monetaria, mientras que un plan creíble de gasto e ingresos facilitaría la bajada del coste del dinero.

En Japón, la política se movió bajo los pies del Banco de Japón. La dimisión del primer ministro Ishiba abrió una carrera de liderazgo en el Partido Liberal Democrático que puede desembocar en un nuevo jefe de gobierno elegido por la Cámara Baja. Con Sanae Takaichi y Shinjiro Koizumi como favoritos, el banco central tiene pocos incentivos para alterar el rumbo en medio del ruido: lo razonable es que mantenga la tasa en el 0,5% y deje sin cambios su orientación, enfatizando un enfoque de espera mientras evalúa el impacto de las nuevas tarifas comerciales sobre beneficios corporativos y salarios.

China, por último, volvió a ofrecer un panorama mixto. Los precios ofrecieron señales de distinto signo, mientras que la nota preocupante llegó por el frente externo: las exportaciones crecieron solo un 4,4% interanual y los envíos a Asia y Europa ya no compensan la caída de las exportaciones a Estados Unidos. Si el impulso exportador flaquea, la economía perderá uno de los contrapesos que venía compensando la debilidad de la demanda interna.

En este sentido, en la madrugada del lunes, los datos de agosto confirmaron un enfriamiento más acusado de lo previsto en la economía china, con una caída de ritmo tanto en la producción industrial (5,2% interanual, mínimo desde agosto de 2024) como en las ventas minoristas (3,4% frente al 3,7% anterior) y, sobre todo, en la inversión en activos fijos, que se desplomó al 0,5%, su peor lectura en un periodo comparable desde 2020. El retroceso afecta a múltiples sectores —manufacturas, infraestructuras, vivienda— y refleja debilidad estructural más que choques temporales. Las cifras ponen en duda la posibilidad de cumplir con el objetivo oficial de crecimiento del 5% sin un nuevo estímulo fiscal o monetario de calado, elevando las expectativas de actuación por parte del Banco Popular de China.

En suma, una semana que confirmó que la macro sigue mandando, pero la política marca el compás. Entre la aritmética parlamentaria en París, los pulsos legales en Washington, el presupuesto en Londres y la sucesión en Tokio, los bancos centrales navegan un canal más estrecho. La próxima entrega, con la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra en escena, dirá hasta dónde llega ese margen.