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Mental Accounting: ¿Somos racionales en nuestras decisiones?

BBVA AM Colombia

17 de octubre de 2019

Te has preguntado en algún momento ¿Por qué a ciertas personas les cuesta tanto ahorrar? En el día a día tomamos muchas decisiones. La mayoría de ellas a gran velocidad, casi sin pensar. Lo cierto es que rara vez llegamos a valorar las consecuencias que implicaría cada una de las opciones que tenemos en mente.



Sobre todo cuando pensamos que las decisiones son importantes, valoramos la información que poseemos a fin de encontrar la mejor opción. Pero algo que difícilmente tenemos en cuenta al tomar las diversas decisiones son los sesgos cognitivos que constantemente influyen sobre las soluciones que imaginamos y damos.

Sin embargo, estos sesgos no son del todo negativos, de hecho podríamos decir que son una especie de atajos mentales (un tanto traicioneros a veces), es decir, que los usamos para ahorrar recursos cognitivos (energía mental).

De esta forma, los seres humanos optamos por clasificar y ordenar las cosas, ya que tenemos una necesidad de detectar patrones y facilitar nuestra toma de decisiones, por eso clasificamos la música en géneros, coleccionamos las camisetas de nuestro equipo de fútbol favorito o, para aquellos amantes de la lectura, organizar los libros en orden alfabético. Esto mismo sucede con el Sesgo de Contabilidad Mental, en donde las personas asignan su dinero en categorías separadas o “cuentas mentales» basadas en clasificaciones arbitrarias que tratan cada cuenta de manera diferente. Estas pueden basarse en diferentes clasificaciones, como la fuente de dinero (es decir, salario, bonificación, herencia, bono etc.) o en función del uso del dinero (es decir, gastos de vida, ocio, ahorro, etc.).

Un ejemplo más claro de esto es un estudio en donde se plantearon dos situaciones similares:

  • Situación A: Decides ir al cine y compras una entrada de $10, al llegar te das cuenta de que has perdido la entrada. ¿Comprarías otra? Si 46%
  • Situación B: Decides ir al cine y la entrada cuesta de $10, al llegar te das cuenta de que has perdido $10. ¿Seguirías comprando la entrada? Si 88%

En la situación A menos gente volvería a comprar las entradas por que sentía que había gastado el presupuesto para ir a cine.

Kahneman, D. and Tversky, A. «Choices, values, and frames», The American Psychologist, (1984), 341-350.



Así pues, la contabilidad mental se vuelve particularmente útil en la planificación de objetivos; por lo tanto, es importante reconocer la fungibilidad del dinero, es decir, que todo el dinero es igual. Ya sea que lo haya ganado en trabajado, invirtiendo en el mercado u en la lotería, ver los orígenes del dinero como irrelevantes ayudará a reducir los hábitos de gasto innecesarios en el futuro. Por lo tanto, podríamos gastar ganancias inesperadas, ganancias de juegos de azar, bonos, herencias y otros obsequios de una manera diferente de lo que gastamos el dinero que hemos ganado como nuestro salario mensual o ahorros; es decir:

Por eso, cuando se trata de saber administrar el dinero se suele hacer énfasis en la necesidad de elaborar un presupuesto como instrumento de planeación y control de los gastos, buscando que los egresos no superen los ingresos y, al mismo tiempo, se logren alcanzar las metas preestablecidas a corto y largo plazo. Así pues, este mismo conjunto de mecanismos psicológicos también podría ayudar a las personas en el trabajo a equilibrar la cantidad de tiempo que pasan en diferentes proyectos o ayudar a los estudiantes a evitar estudiar demasiado para un examen y no lo suficiente para otro